Las plantas trepadoras resultan preciosas para balcones y terrazas, pues, al extenderse en vertical, ofrecen mucho espacio y colorido vegetal, además de no ocupar apenas espacio en el suelo. Son adecuadas tanto para disimular paredes poco atractivas, dar sombra a pérgolas como para crear un muro de intimidad entre los vecinos y nosotros; incluso, favorecer y cobijar a plantas frágiles, haciendo de cortavientos.
Si las vamos a plantar en macetas, mejor escojamos variedades nada robustas, como la griselina, que tiene un follaje espeso y forma una buena pantalla; o el ficus benjamín, también muy frondoso si se poda con regularidad (es preciso podar las raíces cada dos años y añadir tierra nueva). Otra especie para macetas es el decorativo y perenne formio, que puede llegar hasta tres metros de altura.
Los rosales trepadores, con gran variedad de colores, requieren macetas grandes y profundas. Otras variedades trepadoras que se extienden por la pared son la hortensia trepadora, la hiedra y el ficus pumila. Todas son muy fáciles de cuidar, pero deben ser podadas para controlar su crecimiento hacia zonas no deseadas. A la hora de elegir plantas trepadoras para nuestro jardín, hay variedades que florecen en primavera o verano, siempre que les dé el sol, al menos dos horas al día: la correhuela, la clematides, el trachelospermum, o la thumbergia. La buganvilla tiene muchas variedades, y quedan preciosas combinadas, pero desprenden flores continuamente.
Para hacer de sombraje sobre una pérgola, nada mejor que la rosa trepadora, la clemátide, la olorosa madreselva o el jazmín, que por la noche desprende un olor sugerente, parecido al del galán de noche.
Finalmente, la parra, que, además de ser muy vigorosa, nos ofrece racimos de uva; requiere unos cuidados especiales, similares a los árboles frutales, y es de hoja caduca.